Presentación

Las otras voces de Israel y Palestina Este blog nace de un proyecto entre y -dentro de Las otras voces de Israel y Palestina - con el fin de visibilizar el trabajo de organizaciones israelíes y palestinas para rematar el conflicto y conseguir igualdad de derechos. Explicar sólo estas iniciativas dejaría a alguien ajeno a la situación de Gaza y Cisjordania sin comprender el escenario. Por ello, esta bitácora incluye también historias personales de ambos lados con el fin de que el conocimiento entre todos mantenga fuerte el diálogo.

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domingo, 28 de noviembre de 2010

Árabes e israelíes que sueñan con la paz (I)

L. Pérez-Pontevedra
Reportaje publicado el domingo, 28 de noviembre, en Diario de Pontevedra
El 29 de noviembre de 1947, la Asamblea General de la ONU acordó dividir Palestina en dos estados. Equivocada para muchos y adecuada para otros, la decisión provocó un conflicto que demasiado a menudo estalla y salta a las portadas de los periódicos y a los telediarios. Mañana se celebra el Día Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino. Importantes mandatarios del mundo trabajan en busca de salidas al enfrentamiento; aunque apenas se cuenten sus historias, muchos ciudadanos israelíes y árabes también luchan por la paz.


Hashem Yamani sentado en su sofá, delante de su sexta casa. Las anteriores fueron derruidas por Israel.
Foto: Pelu Vidal

El sofá de Hashem Yamani no está en su casa. Un velo de provisionalidad cubre su actual y sexta vivienda, que sustituyó a la quinta, que había reemplazado a la cuarta, que había hecho lo mismo con la tercera…  Es una de las miles de víctimas de la política de demoliciones que practica el Gobierno de Israel. Sentado en su sofá, al aire libre, encomienda su suerte a un olivo plantado al lado de una piedra en la que alguien talló versos del Corán. Confía poco en el futuro y tiene en la mente bulldozers que destrozan fachadas. Hay muchos casos como el suyo, injusticias por las que mañana, al igual que cada 29 de noviembre, se celebra el Día Internacional de la Solidaridad con el Pueblo Palestino. Pero, ¿quién defiende a Hashem Yamani sobre el terreno?
Somos cuatro los periodistas de Agareso (Asociación Galega de Reporteros Solidarios) que nos movemos por los Territorios Palestinos. En ocasiones, el equipo se divide en parejas. Todo cambia en Nabi Saleh, un pueblo que cada viernes se llena de humo, de coches de bomberos y de ambulancias. Nos vemos obligados a dividirnos, a correr por separado, a escondernos. Hay que escapar de las bombas de gas lacrimógeno que los soldados israelíes emplean para disuadir una manifestación contra una colonia judía. La población protesta contra el muro de la vergüenza y la “asfixia” a la que se ve sometida. El ejército responde con contundencia: toma algunas casas, provoca pequeños incendios en otras, amenaza al fotógrafo de Agareso y consigue que algunos lloremos por los gases lacrimógenos. Acusamos también la tristeza que provoca la incomprensión entre los pueblos. ¿A alguien le importa Nabi Saleh?
Ramallah, Jerusalén, Hebrón, Gaza… Los Territorios Palestinos esperan; en algunos  lugares, el peso del pasado tensa la calma. Sucede en Jenín, símbolo de la Intifada. En una esquina hay una furgoneta quemada. Mohammad Nasser Alaeay la conducía en 2002, cuando fue objeto de un ataque del ejército israelí. En su interior no había armas… Era más que una furgoneta: se trataba de una ambulancia de la Media Luna Roja. El conductor relata lo ocurrido. Al principio de nuestra conversación está ubicado debajo de la fotografía de un hombre de mediana edad. Era el médico que viajaba en la ambulancia, que nunca llegó a su destino porque se cruzó con un tanque. Los militares obviaron la legislación internacional. Dispararon y mataron a cuatro personas: el doctor y otros tres miembros de la Media Luna. En la mano de Mohammad, dos dedos menos; en la piel, quemaduras graves; en la mente, el horror de la Intifada de Al Aqsa vivida en primera persona. “Sabían que era ayuda humanitaria. Lo sabían”, manifiesta. ¿Quién se acuerda de la Convención de Ginebra?
Una mujer cruza un punto de control de Israel.
Foto: Pelu Vidal

Los Territorios Palestinos son una sucesión de puntos de control (checkpoints) de Israel. Fijos y móviles, impresionan a quien no está acostumbrado a vivir entre metralletas. Con el muro, conocido por buena parte de la comunidad internacional como “El muro de la vergüenza”, forman un tándem cuya presencia tensiona la musculatura. Los bloques de cemento, las alambradas de espino y las torretas de vigilancia se extienden durante cientos de kilómetros. ¿Hasta qué punto se conocen los checkpoints?
Alguien habla en una oficina del centro de Jerusalén mientras Hashem Yamani observa los escombros de sus antiguas viviendas desde su sofá. Es Jeff Halper, corresponsable del Comité Israelí Contra las Demoliciones de Casas, una organización que se opone pacíficamente a los derribos de viviendas palestinas. Halper (postulado para el Premio Nobel de la Paz en 2006) es tremendamente crítico con el Gobierno de Israel, con el gobierno de su propio país, que desde 1967 ha demolido unos 24.000 hogares. ¿Por qué sigue adelante? Porque cree en una solución de consenso. Y cada persona que sube al autobús del Comité Israelí Contra las Demoliciones de Casas  que circula por Jerusalén y que no tiene nada de turístico, aprende algo que no sabía sobre condiciones de vida de los árabes en Jerusalén. Y esa persona se convierte en un altavoz. Y así, de boca en boca, se prepara el terreno para la paz. Jeff Halper sí defiende a Hashem Yamani.  

jueves, 4 de noviembre de 2010

Reverso: Los miedos de Israel


Los cuatro integrantes de la expedición de Agareso. De izquierda a derecha: Mar Mato (redactora); Hugo Fernández (operador de cámara); Luisa Pérez (redactora); y Pelu Vidal (fotógrafo).


 L. Pérez

El equipo de Agareso envió a Israel y a los Territorios Palestinos ya está en Galicia. Nuestro regreso no ha sido fácil. Los últimos tres integrantes de la expedición que permanecíamos en terreno partimos del aeropuerto de Ben Gurion (Tel-Aviv) el domingo. Sabíamos que tendríamos que responder a varias preguntas antes de coger el vuelo. Pero no nos imaginamos que la seguridad de Israel tendría tanto interés en revisar nuestro material y en conocer detalles de nuestras vidas que en absoluto le conciernen.

Israel convierte el famoso “¿tiene usted intención de matar al presidente de Estados Unidos?”  en una broma infantil. Nos asusta la frialdad con la que nos tratan . Respondemos a una primera tanda de preguntas. Después nos separan para ver si nuestras versiones sobre el objetivo de nuestro viaje coinciden:

-          ¿En qué ciudad te alojaste?
-          ¿Qué lugares visitaste?
-          ¿Cuál es el fin de vuestro viaje?
-          ¿De qué conoces a tus dos compañeros? ¿Qué relación tienes con ellos?

Ninguna de estas cuestiones nos sorprende. Sí las siguientes:

-          ¿Con quién vives en España?
-          ¿A qué te dedicas?
-          ¿De qué vives?
-          ¿Cuándo fue la última vez que tuviste un trabajo fijo?
-          ¿Llegaste a Israel con las preguntas ya preparadas para las entrevistas?
-          Detállame día por día lo que hiciste. ¿No tienes un calendario de trabajo?
-          ¿Con quién hablaste en Gaza?
-          ¿Puedes enseñarme las notas que tomaste en Gaza?

Tras la tanda de preguntas, nos conducen a una sala en la que prosiguen el interrogatorio. Nos informan de que Hugo Fernández tendrá que facturar su cámara y de que Pelu Vidal y yo tendremos que hacer lo mismo con nuestros ordenadores.

-          Nuestro material es importante.
-          ¿Y?
-          Que nuestro material es importante.

Les da absolutamente igual. Son siete, ni más ni menos, las personas que se están encargando de revisar todo nuestro material. Nunca pensé que se le podrían dar tantas vueltas a una mochila. También nos cachean; no se quedan solo ahí: me obligan a bajarme los pantalones. Rompen mi intimidad sin suficientes razones para hacerlo. Cuando regreso con mis compañeros veo un trasiego constante de integrantes del cuerpo de seguridad israelí. Se desplazan con nuestros odenadores y nos mandan encenderlos: “I want to know it your computer works”. Me hacen encender el skype en un ejercicio de control que me desespera, también para “I want to know it your computer works”.

Empiezan a circular con cajas blancas para que metamos en ellas los portátiles. Separan las baterías de Hugo de la cámara para que pasen por un control especial. Llevamos más de dos horas aquí dentro y empezamos a preocuparnos por el horario de salida de nuestro vuelo. Ni siquiera hemos podido dirigirnos a los mostradores para coger las tarjetas de embarque.

Los efectivos de seguridad israelí acaban con su pantomima. Hugo y Pelu han conseguido sacar de Israel el disco duro que contiene los vídeos y las imágenes. Estamos agotados y enfadados. Un joven nos conduce con rapidez al avión; una empleada de las líneas aéreas nos informa de que llegamos tarde al embarque mientras pesa nuestras maletas y las cajas con nuestros ordenadores.

Varias horas después llegamos a Vigo. A Pelu le faltan su ordenador y su mochila y a Hugo su ordenador.  Su cámara de vídeo está rota. A mí me falta el cargador del portátil, pero pasa un día entero hasta que me doy cuenta.

Israel dice que tiene miedo al terrorismo, pero también tiene miedo de las palabras y de las imágenes. Qué triste.

lunes, 25 de octubre de 2010

En el corazón de Hebrón



Un grupo de judíos ultraortodoxos pasea por el centro del asentamiento al lado de un solado israelí.
Foto: Pelu Vidal
L. Pérez/Hebrón
Hebrón es una de las ciudades más importantes de Cisjordania. Tristemente conocida por sus episodios violentos, esta urbe situada al sur de los territorios palestinos constituye un claro ejemplo del dolor que conlleva la falta de entendimiento entre los pueblos. Es un contexto en el que resulta difícil imaginar la paz.

Punto de control de acceso al asentamiento israelí en Hebron.
Foto: Pelu Vidal

El corazón de Hebrón está tomado por el miedo. El asentamiento judío en el centro de la ciudad  (en la calle Shuhada) motiva la presencia de varios cientos de militares israelíes, que vigilan los accesos a la zona. Sin embargo, las armas no son sólo para los soldados: al mediodía un ciudadano judío ultraortodoxo cruza la calle con una escopeta al hombro. No hay humo, pero es como estar en un lugar que acaba de ser tomado por un ejército tras un conflicto armado.
Ashraf, cooperante de Asamblea de Cooperación por la Paz, acompaña al equipo de Agareso en su expedición por Hebrón. Ashraf es palestino, y nunca antes ha pisado este barrio, en el que los carteles rezan: “Los árabes nos robaron esta tierra”. Dos discursos opuestos. Ashraf explica que la cara de la calle no es la misma desde el cierre de los accesos: “Todo esto porque desemboca en un asentamiento de colonos judíos”, comenta. 
Una vista de la ciudad de Hebrón.
Foto: Pelu Vidal
Unos pasos después, las palestinas que cuelgan de las perchas indican la entrada de los periodistas en la zona árabe. Hay animación en las pequeñas callejuelas, souvenirs y pequeños bares. En algunos lugares del corazón de Hebrón es desagradable mirar al cielo: hay rejas que unen el balcón de una casa con la de enfrente, que alguien se preocupó de colocar para que los ciudadanos que se manifiestan en contra del asentamiento judío no sean golpeados por los objetos que les lanzan los colonos. El agua, en cambio, si se cuela entre los alambres. Y en medio de una protesta pacífica (en esta ocasión no hay jeeps, ni gas lacrimógeno ni humo), el equipo de Agareso encuentra a Amitai Sandy, un ciudadano israelí  que imagina la paz.
 

domingo, 24 de octubre de 2010

Amitai Sandy: "No todos los israelíes son malos"

M.Mato-L.Pérez/Hebron
En la protesta contra el asentamiento judío situado en el corazón de Hebrón nos encontramos con Amitai Sandy, un joven israelí que defiende la causa palestina. Responde a las preguntas de las periodistas de AGARESO en inglés. Consigue que su voz suene más fuerte que el “Free, free Palestine” que corean los manifestantes.


Amitai Sandy lamenta que los únicos israelíes que conocen los niños de Palestina son los soldados.
Foto: Pelu Vidal


Hace unos ocho años que acude a las manifestaciones. Lo tiene muy claro cuando se le preguntan sus razones: "No todos los israelíes son malos y los palestinos lo saben". La presencia de activistas como él en las protestas consigue bajar el potencial de respuesta del ejército israelí. Sus palabras se entremezclan con las de un francés que se ha hecho con el altavoz para explicar que “toda Francia está con la causa palestina”.


Manifestantes en Hebrón protestan contra los colonos judíos.
Foto: Pelu Vidal

La realidad no siempre fue la misma. “La gente mayor trabajaba en Israel, sabía hebreo y conocía a los israelíes. Pero los niños están creciendo en un contexto en el que los únicos israelíes que conocen son los soldados del ejército. Venimos aquí para enseñarles que hay buenos israelíes”.
Comprender o participar en las actividades a favor del pueblo palestino puede ser una importante fuente de problemas para los ciudadanos israelíes: “Soy afortunado porque tengo una familia que no es tan radical como yo, pero no se opone a mis acciones. Entienden que estoy haciendo algo positivo. Otras personas sí que tienen problemas con sus familias”.

martes, 19 de octubre de 2010

Agareso acerca Oriente Medio a Galicia




Foto: Pelu Vidal
Luisa Pérez-Ramallah

Allá donde hay un conflicto hay ansias de paz. Caminos de Paz es el título del blog que en este instante se pone en marcha, una iniciativa que surge con el objetivo de llevar a la red el esfuerzo de cientos de personas que desde Israel y Palestina apuestan por normalizar la hasta ahora imposible convivencia entre dos pueblos acostumbrados a copar las páginas y espacios de la sección de internacional de los medios de comunicación más prestigiosos del mundo.

Un convenio de colaboración entre la  Asociación Galega de Reporteiros Solidarios (AGARESO) y la Asamblea de Cooperación pola Paz (ACPP) permitirá a una expedición de periodistas gallegos conocer cómo trabajan sobre el terreno numerosas organizaciones compuestas por israelíes y palestinos que han optado por no dar la espalda a los derechos humanos (DD.HH). De la mano de los cooperantes de  Asamblea de Cooperación pola Paz, el equipo de reporteros realizará entrevistas a responsables de organizaciones, visitará zonas que resultan claves para conocer el conflicto árabe-israelí y tratará con ciudadanos que han visto o sufrido el efecto de la guerra.


Con sede en la ciudad de Ramallah, la expedición (compuesta por el fotógrafo Pelu Vidal, el operador de cámara Hugo Fernández y las redactoras Mar Mato y Luisa Pérez) también tendrá presentes las dificultades a las que hacen frente  los ciudadanos palestinos con discapacidad y la repercusión que el conflicto tiene en sus vidas. El blog Sen Barreiras, otro de los objetivos del trabajo de AGARESO, será uno más de los integrantes de esta nueva expedición de los periodistas y comunicadores gallegos hacia otros mundos.