Presentación

Las otras voces de Israel y Palestina Este blog nace de un proyecto entre y -dentro de Las otras voces de Israel y Palestina - con el fin de visibilizar el trabajo de organizaciones israelíes y palestinas para rematar el conflicto y conseguir igualdad de derechos. Explicar sólo estas iniciativas dejaría a alguien ajeno a la situación de Gaza y Cisjordania sin comprender el escenario. Por ello, esta bitácora incluye también historias personales de ambos lados con el fin de que el conocimiento entre todos mantenga fuerte el diálogo.

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martes, 13 de septiembre de 2011

El nuevo reto palestino


L. Pérez-Pontevedra

Conocimos a Mohammed en la ciudad de Hebrón, en una visita en la que recopilamos información para el documental “Palestina sin barreras”, que aborda la discapacidad en los Territorios Palestinos. Mohammed nació con la espina bífida y es parapléjico. Hace años encontró en el baloncesto una vía de escape que funciona a todo gas; el entrenador que trabaja en la cancha por la que Mohammed y sus compañeros se desplazan en silla de ruedas dice que el joven tiene calidad para participar en competiciones internacionales, un objetivo difícil en cualquier lugar del mundo, y más en los Territorios Palestinos.

Mohammed (de camisa blanca) y sus compañeros durante un entrenamiento.
Foto: Pelu Vidal

La Autoridad Nacional Palestina (ANP) pretende dar un paso de gigante este mes para romper con una situación que su tierra arrastra desde hace décadas y que desquicia a su pueblo por la presión que ejerce el Gobierno israelí, por los asentamientos de colonos y, entre otras muchas cuestiones, por el bloqueo de Gaza. Madmud Abás ofrecerá, el día 23 de septiembre, un discurso ante la Organización de Naciones Unidas, pero lo hará tras solicitar al Consejo de Seguridad que los Territorios Palestinos sean considerados, por fin, un estado. Abás es consciente de que no logrará su objetivo, a pesar de que el número de países que apoyan la iniciativa es numeroso. El propio secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, es partidario de la solución de los dos estados. Pero, ya sea justo o injusto, los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad (EE UU, Francia, Inglaterra, China y Rusia) tienen derecho a vetar la propuesta. El voto de cualquiera de estas naciones es suficiente para que la cuestión no prospere. De hecho, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ya ha anunciado –como cabía esperar– que recurrirá al veto si es necesario, en un nuevo guiño de los americanos al gobierno de Netanyahu.

La ANP es consciente de que no conseguirá que los Territorios Palestinos sean reconocidos como un estado; también se convertirá en papel mojado la propuesta de recuperar las fronteras de 1967. ¿Qué se habrá conseguido, entonces? Mucho. ¿Por qué? Porque ha habido países que ya han anunciado que respaldan las aspiraciones soberanas que persigue el gobierno de Madmud Abás. En principio, el posicionamiento de la Asamblea General será aplastante. España, por ejemplo, considera legítimo que los Territorios Palestinos presenten su demanda y aunque el Gobierno no ha desvelado todavía su posicionamiento (Israel contactó recientemente con el ejecutivo que dirige José Luis Rodríguez Zapatero para intentar que España no respalde la propuesta que planteará Madmud Abás), lo más probable es que se decante por defender la causa árabe. Así lo dejó entrever la ministra de Exteriores, Trinidad Jiménez, en una entrevista publicada en el diario El País hace menos de un mes.

Un soldado de Israel en una calle de Jerusalén.
Foto: Pelu Vidal

No triunfará, pero el debate sobre la soberanía está servido y superará –aunque sólo sea por algún tiempo– los escenarios en los que se trata habitualmente. El conflicto palestino-israelí es mediático, pero lo será más todavía tras la solicitud y la comparecencia del presidente de la ANP en la ONU.

Es probable que Mohammed siga encestando en Hebrón durante muchos años, a falta de más oportunidades. Pero algún día, quizás más pronto que tarde, la realidad cambiará y los dos pueblos vivirán en paz y respetarán sus fronteras. Para los palestinos todo será mucho más sencillo a partir de ese momento. Y también para los israelíes, por supuesto. La comunidad internacional tiene el deber de ayudar a unos y a otros. No en vano, el lema de las Naciones Unidas es “Nosotros los pueblos... unidos por un mundo mejor”.


Pincha aquí para más información.

sábado, 23 de julio de 2011

El mayor check point del mundo

El Festival Internacional de Clown de Galicia (Festiclown) y la Asociación cultural y de cooperación internacional Pallasos en Rebeldía son los dos organismos responsables del Festiclown Palestina, una iniciativa que pretende aportar oxígeno a los palestinos que sufren las secuelas físicas y psicológicas del interminable conflicto árabe-israelí.  El trabajo se puede seguir en la web de Pallasos en Rebeldía. En este blog hay más información disponible. 

Algunos periódicos recogieron esta semana un texto escrito por Iván Prado, un clown gallego implicado en este proyecto. Aborda las medidas de seguridad a las que la expedición del Festiclown Palestina tuvo que hacer frente en el aeropuerto de Ben Gurion (Tel-Aviv). 

Iván Prado en el Territorio Palestino.






CRONICA CERO: EL MAYOR CHEK POINT DEL MUNDO
Avión, madrugada, cafés y bocadillos que solo saben a risas nerviosas y abrazos cómplices, es el mismo viaje que hace dos años, que hace un año, que hoy….Prisas y miedos, horas de sueño robadas por la excitación y el trabajo,  emociones de la  despedida y sueños por cumplirse. Madrid-tel aviv-Jerusalem y entre medias el mayor chek point de la historia: Ben Gurion.
Un chek point disfrazado de aeropuerto:
Pasillos que se vuelven interminables, que amenazan con su luz de hospital y sus cámaras móviles, pasillos que para mi solo tienen un destino: la garita de interrogatorios de la policía de fronteras isarelí; el sin bet. Todo en este aeropuerto está calculado y previsto con la misma precisión enferma que el muro de la vergüenza, que ahoga Cisjordania en mitades q no se tocan. Agua que cae del cielo para recordar que Israel se ha apropiado de los pozos de esta parte casi desértica del mundo, militares disfrazados de paisano para esconder que son la 1º potencia mundial en inteligencia y espionaje, y metros y metros de pasillos para empequeñecerte con cada paso si sabes que no eres bienvenido a la tierra prometida. Una vez más sucede.  Un funcionario, yo le llamo el taxista,  decide llevarse mi pasaporte de paseo y a mi detrás como un perrito faldero hasta la ya familiar sala de espera en la que empieza un ir y venir de gente que, más que personas, son tratadas como virus: Israel no quiere ser contaminada por los derechos humanos ni el libre tránsito de la gente y su historia. Pero después de 16 meses y un estúpido interrogatorio consigo entrar en Palestina, parece que la celda y la deportación no son mi destino en este viaje, por lo menos de momento… Ben Gurion, como bien lo saben los solidarios internacionales (especialmente en estos días)y el pueblo palestino señaladamente, es un chek point que retiene, expulsa, encarcela e humilla a toda la humanidad, pero hoy como un cíclope dormido ha dejado que se le cuelen dos payasos rebeldes con la humilde llama de un festival lleno de dignidad y esperanza: EL FESTICLOWN PALESTINA EMPIEZA SU CUENTA ATRÁS, y mi sueño de volver al corazón de la humanidad se ha cumplido. Estoy de nuevo en casa… 

domingo, 28 de noviembre de 2010

Árabes e israelíes que sueñan con la paz (I)

L. Pérez-Pontevedra
Reportaje publicado el domingo, 28 de noviembre, en Diario de Pontevedra
El 29 de noviembre de 1947, la Asamblea General de la ONU acordó dividir Palestina en dos estados. Equivocada para muchos y adecuada para otros, la decisión provocó un conflicto que demasiado a menudo estalla y salta a las portadas de los periódicos y a los telediarios. Mañana se celebra el Día Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino. Importantes mandatarios del mundo trabajan en busca de salidas al enfrentamiento; aunque apenas se cuenten sus historias, muchos ciudadanos israelíes y árabes también luchan por la paz.


Hashem Yamani sentado en su sofá, delante de su sexta casa. Las anteriores fueron derruidas por Israel.
Foto: Pelu Vidal

El sofá de Hashem Yamani no está en su casa. Un velo de provisionalidad cubre su actual y sexta vivienda, que sustituyó a la quinta, que había reemplazado a la cuarta, que había hecho lo mismo con la tercera…  Es una de las miles de víctimas de la política de demoliciones que practica el Gobierno de Israel. Sentado en su sofá, al aire libre, encomienda su suerte a un olivo plantado al lado de una piedra en la que alguien talló versos del Corán. Confía poco en el futuro y tiene en la mente bulldozers que destrozan fachadas. Hay muchos casos como el suyo, injusticias por las que mañana, al igual que cada 29 de noviembre, se celebra el Día Internacional de la Solidaridad con el Pueblo Palestino. Pero, ¿quién defiende a Hashem Yamani sobre el terreno?
Somos cuatro los periodistas de Agareso (Asociación Galega de Reporteros Solidarios) que nos movemos por los Territorios Palestinos. En ocasiones, el equipo se divide en parejas. Todo cambia en Nabi Saleh, un pueblo que cada viernes se llena de humo, de coches de bomberos y de ambulancias. Nos vemos obligados a dividirnos, a correr por separado, a escondernos. Hay que escapar de las bombas de gas lacrimógeno que los soldados israelíes emplean para disuadir una manifestación contra una colonia judía. La población protesta contra el muro de la vergüenza y la “asfixia” a la que se ve sometida. El ejército responde con contundencia: toma algunas casas, provoca pequeños incendios en otras, amenaza al fotógrafo de Agareso y consigue que algunos lloremos por los gases lacrimógenos. Acusamos también la tristeza que provoca la incomprensión entre los pueblos. ¿A alguien le importa Nabi Saleh?
Ramallah, Jerusalén, Hebrón, Gaza… Los Territorios Palestinos esperan; en algunos  lugares, el peso del pasado tensa la calma. Sucede en Jenín, símbolo de la Intifada. En una esquina hay una furgoneta quemada. Mohammad Nasser Alaeay la conducía en 2002, cuando fue objeto de un ataque del ejército israelí. En su interior no había armas… Era más que una furgoneta: se trataba de una ambulancia de la Media Luna Roja. El conductor relata lo ocurrido. Al principio de nuestra conversación está ubicado debajo de la fotografía de un hombre de mediana edad. Era el médico que viajaba en la ambulancia, que nunca llegó a su destino porque se cruzó con un tanque. Los militares obviaron la legislación internacional. Dispararon y mataron a cuatro personas: el doctor y otros tres miembros de la Media Luna. En la mano de Mohammad, dos dedos menos; en la piel, quemaduras graves; en la mente, el horror de la Intifada de Al Aqsa vivida en primera persona. “Sabían que era ayuda humanitaria. Lo sabían”, manifiesta. ¿Quién se acuerda de la Convención de Ginebra?
Una mujer cruza un punto de control de Israel.
Foto: Pelu Vidal

Los Territorios Palestinos son una sucesión de puntos de control (checkpoints) de Israel. Fijos y móviles, impresionan a quien no está acostumbrado a vivir entre metralletas. Con el muro, conocido por buena parte de la comunidad internacional como “El muro de la vergüenza”, forman un tándem cuya presencia tensiona la musculatura. Los bloques de cemento, las alambradas de espino y las torretas de vigilancia se extienden durante cientos de kilómetros. ¿Hasta qué punto se conocen los checkpoints?
Alguien habla en una oficina del centro de Jerusalén mientras Hashem Yamani observa los escombros de sus antiguas viviendas desde su sofá. Es Jeff Halper, corresponsable del Comité Israelí Contra las Demoliciones de Casas, una organización que se opone pacíficamente a los derribos de viviendas palestinas. Halper (postulado para el Premio Nobel de la Paz en 2006) es tremendamente crítico con el Gobierno de Israel, con el gobierno de su propio país, que desde 1967 ha demolido unos 24.000 hogares. ¿Por qué sigue adelante? Porque cree en una solución de consenso. Y cada persona que sube al autobús del Comité Israelí Contra las Demoliciones de Casas  que circula por Jerusalén y que no tiene nada de turístico, aprende algo que no sabía sobre condiciones de vida de los árabes en Jerusalén. Y esa persona se convierte en un altavoz. Y así, de boca en boca, se prepara el terreno para la paz. Jeff Halper sí defiende a Hashem Yamani.  

Árabes e israelíes que sueñan con la paz (y II)


Un grupo de mujeres protesta ante los soldados en el pueblo de Nabi Saleh.
Foto: Pelu Vidal


Halper conoce a Rami Elhanan. Les une su nacionalidad israelí y la búsqueda de soluciones a un conflicto que dura ya demasiado tiempo. Elhanan apenas sabía nada del pueblo palestino hace 15 años. La muerte de su hija de 14 en un ataque suicida cambió sus planteamientos vitales. En The Parent’s Circle comparte sus miedos y recuerdos con árabes que han perdido a seres queridos en el conflicto palestino-israelí. A Rami Elhanan, por ejemplo, sí le importa lo que sucede cada viernes en Nabi Saleh.
Los reporteros de Agareso viajamos de la mano de Asamblea de Cooperación por la Paz (ACPP) para dar a conocer el trabajo que esta ONG, en colaboración con otras organizaciones, realiza a favor del diálogo. A finales de octubre, José Ruibérriz estaba a punto de dejar atrás su etapa como jefe de misión en Oriente Medio de ACPP para hacerse cargo de un puesto en otra zona del mundo. A José sí le importan la Convención de Ginebra, los checkpoints, el muro construido por Israel y muchas otras realidades del lugar.
Un niño ante el "muro de la vergüenza".
Foto: Pelu Vidal
“Me voy y pienso que esta vez sí, que se va a encontrar una fórmula… Pero también me doy cuenta de que soy un optimista patológico. Si no se llega a un acuerdo en el marco de estas negociaciones volveremos a la violencia”. Fue la implicación la que llevó a José Ruibérriz a trabajar por la paz, y fue la necesidad de paz la que le condujo a tratar con israelíes y palestinos cada día. “Dejé atrás muchas de las ideas con las que vine. Creo que la mayoría de los israelíes desean una solución pacífica. También abandoné esa idealización de la Intifada que hay en España y en Europa. La Intifada ha traído muchísimo sufrimiento a los palestinos, más del que pueden tolerar. Me cuesta muchísimo gritar Intifada, porque sé lo que representa para mis amigos, para la familia de mis amigos y los hijos de mis amigos”.
Como José Ruibérriz, Ashraf Khader sabe lo que los levantamientos populares conllevan para su pueblo. Toda su familia es refugiada. “Lo más duro es la situación en la que viven las pesonas”, manifiesta este palestino. “Resulta muy difícil tener trabajo y mantener a tus seres queridos. Y, además, sientes que has perdido la tierra”. En su momento, todos esos pensamientos llevaron a Ashraf Khader a la primera línea de combate de la Intifada; intentó calmar su rabia a base de pedradas dirigidas contra los soldados israelíes. Perdió a un amigo en el camino y se dio cuenta de que las piedras no conducen a la paz.
Este cooperante, de 33 años, forma parte de Combatants for peace, una organización que integran palestinos e israelíes que en su día participaron activamente en la lucha entre ambos pueblos. Ashraf Khader trabaja codo a codo con quienes en su día fueron sus enemigos para alcanzar la paz. Durante un paseo cercano al punto de control de Qalandia, Ashraf Khader explica lo doloroso que es para los palestinos tener que convivir con un muro de ocho metros de alto. Para romper con el monótono cemento y dejar claros sus sentimientos, un artista dibujó a Yasser Arafat, icono del pueblo. La actividad a favor del diálogo llevó en su momento a este palestino a dar un ciclo de conferencias en España. “Lo más extraordinario es la libertad, sin puntos de control ni muros. También es extraordinaria la tristeza que sientes al volver”.

jueves, 28 de octubre de 2010

Una casa adorada por los bulldozers


Restos de una casa demolida por los israelíes.
Foto: Pelu Vidal

L. Pérez/Jerusalén

Hashem Yamaini tiene miedo. Su vivienda familiar –en la que viven doce personas– entra dentro de los cómputos que maneja la organización coordinada por Jeff Halper y Meir Margalit, los dos coordinadores del Israel Committee Against House Demolitions (ICAHD). El Comité israelí contra la demolición de casas es una de las organizaciones que forma parte de la Coalición de Madrid promovida por la Asamblea de Cooperación por la Paz. Lucha por detener los derribos de las casas que ordena el gobierno de Israel. El protagonista de esta historia ha visto en cinco ocasiones cómo su casa, ubicada a las afueras de Jerusalén, era el objeto de trabajo de los bulldozers.
Hashem construyó su primera vivienda en el año 1990. Procedente de un pueblo cercano a la ciudad de Hebrón, es el propietario de la finca rodeada por una gran cantidad de escombros. No hace falta ser un gran observador para darse cuenta de que aquí no se cumplen los Objetivos del Milenio. Hashem Yamaini lo sabe: "Esto no es humano", manifiesta.


En el desesperante currículum de su vivienda no sólo pesan los intereses que persigue Israel al demoler casa. También la desidia de las autoridades palestinas, ante las cuales es necesario tramitar la licencia de construcción. "Durante un tiempo fui a la oficina para preguntar cómo iba la petición, si había avanzado algo. Me decían que volviera el día siguiente". Un día se cansó, reclamó los papeles que había entregado y se enteró de que alguien los había extraviado.
Hashem Yamaini delante de su casa, al lado de un olivo y de una piedra tallada con versos del Corán.
Foto: Pelu Vidal

Hashem no puede responder cuando se le pregunta qué pasó por su cabeza cuando vio que las máquinas rompían su casa: "Es una situación muy dura para describirla". Ocurrió por última vez hace tres años, pero su miedo no tiene cura. Sufrió un infarto que le incapacitó para dedicarse a su trabajo habitual. Vive esperando que un grupo de hombres aparezca en su finca y rodee su vivienda. Como en Gaza, como en Hebrón, como en tantos otros sitios... Pasan los días y toda Palestina espera.



miércoles, 27 de octubre de 2010

La playa de Gaza

L. Pérez/Gaza
La población de Khan Younis, en la Franja de Gaza, se siente afortunada. Los ciudadanos pueden disfrutar de la kilométrica playa a la que antes tenían prohibido el paso. La existencia de una colonia judía les obligaba a desplazarse a un arenal de Gaza (ciudad) sin saber si podrían darse un baño: tenían que pasar por un punto de control en el que debían detenerse durante varias horas. El bloqueo israelí les obliga a vivir dentro de un pequeño territorio, pero el mar les aporta sensación de libertad.
Una torre de vigilancia en la playa de Khan Younis.
En el año 2005, la población israelí se vio obligada a dejar Gaza. Los colonos abandonaron la zona y no quisieron dejar recuerdos: los edificios que habían sido construidos en las inmediaciones de una carretera que discurre paralela a la playa fueron destruidos. Tiempo después bombardearon también un antiguo restaurante: estaba siendo utilizado por Hamas. En ocasiones, los soldados del ejército israelí entran en la Franja. Lo que para el extranjero constituye un motivo de sorpresa y de preocupación es para los palestinos algo común.
A ambos lados del vial hay poco más que arena, restos de piedras y algún inmueble construido posteriormente por los palestinos. Hay poca gente: un par de chavales en el agua, algunos pescadores y, más cerca del centro, jóvenes adolescentes que salen del colegio para dirigirse a sus casas.

Monin Al Dwek en una zona en la que antes había edificios.
Disfrutar de este arenal es un placer para los ciudadanos de la Franja, a pesar de la baja calidad del agua, motivada por la falta de depuración de las aguas residuales. “Si los palestinos circulábamos por esta carretera podíamos ser tiroteados y morir, era muy peligroso”, explica el taxista que ejerce de guía, Monin Al Dwek. “La situación es mucho mejor que antes”, manifiesta.

sábado, 23 de octubre de 2010

Jeff Halper: "La idea es arrasar con la historia y la cultura palestinas"


Jeff Halper enseña un mapa de Israel y Palestina.
Foto: Pelu Vidal
L. Pérez/ Jerusalén
Cada palabra que pronuncia es un dardo contra su país. Antropólogo israelí, Jeff Halper persiste en su lucha pacífica contra la ocupación del territorio palestino. Agareso contacta con él a través de Asamblea de Cooperación por la Paz. Postulado al Premio Nobel de la Paz en 2006, coordina el Israeli Committe Against House Demolitions (ICAHD), el comité israelí contra la demolición de casas palestinas sobre las que pesa una orden de derribo. En este post publicamos un extracto de la entrevista, realizada en la ciudad de Jerusalén.

¿Por qué eligió la demolición de casas entre todos los frentes del conflicto árabe-israelí?
­Desde el año 1967, desde que empezó la ocupación, se han derribado unas 24.000 casas de palestinos, y no por motivos de seguridad. Israel habla de autodefensa, combate al terrorismo, seguridad… No es cierto. Israel quiere detener las construcciones desde 1967 y poner muy difíciles las cosas a los palestinos para que se marchen. Es una continuación de la política que empezó en 1948 para echarles, no dándoles licencias de construcción. Es difícil tener una casa, y si construyes sin licencia ellos la derriban. 
Actúan en todo el territorio...
Sí. En Gaza fueron demolidas 8.000 casas de palestinos sin razón. Sí juntas todas estas cosas… Y es importante entender que las demoliciones no sólo se ejecutan en territorios ocupados, también en Israel. En 2009, el Ministerio de Interior israelí tiró tres veces más casas de palestinos dentro de Israel que en años anteriores. La idea es que se vayan o confinarlos en islas, en un 7 u 8 por ciento del país. La idea es arrasar con la historia y la cultura palestinas.


Una vista del muro construido por Israel.
Foto: Pelu Vidal

¿Cuál ha sido el momento más intenso en cuanto a demoliciones?
La cuestión es que no se puede hablar de un mal momento. Israel intenta actuar poco a poco durante todo el tiempo. No hace nada a lo grande. Realmente empezó en 1948, no en 1967. Tiran tres casas aquí, tres casas allí. La próxima semana, otras dos. Pero todo de manera muy silenciosa, creando un Apartheid y sin que trascienda. Se han oído cosas horribles en momentos puntuales. Si hablo con los periodistas me preguntan: “¿Cuál es la noticia?” Han tirado 24.000 casas. La primera, la segunda y la tercera son noticia, pero llegados a las 24.000 no hay noticia. La gente se olvida.
¿Es optimista?
Sí, lo soy. Israel parece fuerte, la ocupación también. Si miras alrededor no sabes ni cuándo ni cómo parará. Pero al mismo tiempo es un conflicto global, así que la comunidad internacional no puede permitir que continúe. Esto está creando muchos problemas… Sarcozy lo ha entendido y habla de una Unión para el Mediterráneo. No me gusta la razón, pero él lo ha entendido.

El enfrentamiento en la calle

L. Pérez-Nabi Saleh 

Los cánticos de los niños que encabezan la manifestación no se prolongan durante demasiado tiempo. Sólo han caminado unos metros, apenas han comenzado a descender de la colina con sus lemas y banderas cuando los gritos inundan el ambiente. Los soldados israelíes han lanzado la primera advertencia: un pequeño aviso, sólo unas cuantas bombas de gas lacrimógeno.

Los jeeps no pueden pasar por ese lado de la colina y los soldados, por el momento, esperan tranquilos. Conceden unos minutos a los palestinos. La carretera conduce al centro de una villa acostumbrada a vivir cada semana la misma disputa. No parece que sus habitantes estén dispuestos a abandonarla. Mientras desaparecen momentáneamente para resguardarse, cantan "one, two, three, four, ocupation no more".

La mayoría no oculta su rostro. Algunos utilizan palestinas y camisetas para protegerse del gas. Corren constantemente durante cada una de las embestidas del ejército israelí, pero saben que no están a salvo en ningún sitio. Los soldados han empezado a subir a la colina y campan a sus anchas. Las ambulancias de la Media Luna Roja Palestina llegan a Nabi Saleh para trasladar a algunas personas heridas.


Mujeres palestinas cantan ante soldados israelíes, que bloquean la entrada a una casa.
Foto: Pelu Vidal


El tira y afloja dura horas. Los ancianos se retiran a descansar, acostumbrados quizás a unas escenas que se repiten cada viernes. El día festivo de Palestina no es ninguna fiesta en un pueblo con las calles plagadas de casquillos de las bombas de gas y de algún que otro casquillo de bala.

Hacia el final del enfrentamiento, algunos jóvenes ascienden a uno de los puntos más altos de la colina, ocultan todo cuanto pueden sus rostros y recogen piedras. Los palestinos discuten: los adultos no quieren saber nada de esas piedras, entienden que no son buenas consejeras. Pocas llegan a volar. Pocas o ninguna. Conforme llega la tarde quedan abandonadas sobre un muro, en una imagen perfecta para una fotografía.

viernes, 22 de octubre de 2010

Reverso: "No estoy viendo lo que estoy viendo"





Dos palestinos observan la caída de bombas de gas lacrimógeno.
Foto: Pelu Vidal
 











L. Pérez- Nabi Saleh

Es uno de los ejércitos más potentes del mundo. Sus armas y jeeps imponen. Están preparados para hacer frente a una manifestación. Nadie sabe cuánto va a durar, pero todos intuyen cómo va a acabar. Lo mejor que puede pasar es que haya pocos arrestados y heridos leves. Al verlo en directo no resulta demasiado difícil imaginar lo peor.

Disparo. Miedo. Gas. Miedo. Carrera. Miedo. La primera bomba lacrimógena causa cierta sorpresa porque llega más rápido de lo habitual. Su eficacia es total. Me llevo las manos a los ojos aunque un rato antes alguien me recomendó que no lo hiciera. Después lloro por el gas. Acto seguido pienso: “No estoy viendo lo que estoy viendo”, y casi me desmorono de la tristeza. “Esto no está pasando. Esto no está pasando mientras la comunidad internacional se pelea por el petróleo”. 

Acumulamos horas y más horas de tensión, con cientos de cartuchos de gas cayendo a nuestro alrededor. Ha sido una experiencia intensa, con las cámaras, los vídeos, las grabadoras y las libretas haciéndonos compañía en cada carrera. Entrando en casas para protegernos, el efecto de los gases es muy duro, mucho más de lo que se pueda imaginar. Saliendo al rato para ser capaces de contarlo. Resguardándonos en el coche. Partimos de Nabi Saleh hacia Ramallah a las tres. Nosotros nos vamos, pero ellos se quedan. El próximo viernes, más. 

Seguramente, el próximo viernes podrán bajar un poco menos porque los soldados israelíes lanzarán antes sus primeros avisos. 

- ¡Qué cabrones!- Dice uno.
- Hacen su trabajo- Dice otro.

Los solados hacen su trabajo. Pero podían lanzar las bombas de gas lejos de los niños.

"Aquí vivimos y en España vivimos"

L. Pérez-Ramallah

Samar Darrisa, la farmacéutica del hospital de la Media Luna Roja Palestina, nos explica en esta entrevista que las similitudes entre españoles y palestinos no son tan grandes como podemos imaginar.

jueves, 21 de octubre de 2010

Samar Darissa: "Nos hemos acostumbrado al conflicto, a vivir con ello"

 
La farmacéutica Samar Darissa en las instalaciones del Hospital de la Media Luna Roja Palestina.
Foto: Pelu Vidal

Texto: Hugo Fernández-Luisa Pérez/Ramallah
Encontramos a la farmacéutica española Samar Darissa en la primera planta del Hospital de la Media Luna Roja Palestina en Ramallah, una organización que mantiene un estrecho contacto con Asamblea de Cooperación por la Paz. En una breve conversación, nos explica la especial atención que los profesionales de estas instalaciones prestan a los palestinos que, de una u otra manera, han sido víctimas de las olas de violencia desatadas por el conflicto árabe israelí.

Samar Darrisa ha vivido toda su vida en Palestina, aunque nació en España, igual que su madre. Estudió en Jordania, donde obtuvo su título, que le ha permitido trabajar en el centro de salud en el que la encontramos. Acude con regularidad a nuestro país, siempre de visita. Con todo, no duda en afirmar que "no hay tanta diferencia" entre ambas sociedades.

Su testimonio es duro, Samar conoce el sufrimiento que provocó la Intifada de Al-Aqsa Afirma que es posible acostumbrarse al conflicto, "a vivir con él". Una vez que se le pregunta cuál es el secreto para acostumbrarse a ver tanto dolor, responde sin dudar: "No te acostumbras porque quieras sino por obligación, porque no tienes otra salida". 


Ondas de paz


L. Pérez- Jerusalén
Un mensaje de paz continuo a través de las ondas; un “Imagine” que nació en el año 2003 en el marco de un intenso trabajo conjunto. All for peace es el nombre de la radio que desde Jerusalén emite programas en hebreo y árabe, un medio de comunicación alternativo en el que “todo se hace entre ambas partes, porque podemos trabajar juntos las 24 horas del día. No lo hacemos solo un día a la semana”, manifiesta Mozzi Raz, responsable del departamento israelí de esta radio. 

En la imagen, Mozzi Raz y  Maiza Baranzi durante la entrevista.
Foto:Pelu Vidal

“El primer objetivo es poder llevar las dos narrativas de los israelíes y los palestinos y crear puentes entre ellas”, señala. All for peace ha superado los problemas iniciales del idioma. Maiza Baranzi, directora del departamento palestino de este medio de comunicación, apunta que en los comienzos del proyecto, árabes e israelíes trabajaban en una misma frecuencia. Después detectaron problemas y dificultades en muchos programas, por lo que se decidió mantener la programación en dos frecuencias diferentes, una en hebreo y otra en árabe.
All for Peace forma parte de La Coalición de Madrid, una iniciativa impulsada por Asamblea de Cooperación por la Paz (ACPP) en la que están implicadas decenas de organizaciones que trabajan por la paz entre palestinos e israelíes. La plataforma es, para Mozzi Raz, un gran acierto, puesto que favorece el trabajo conjunto de los dos pueblos con colectivos europeos y constituye un espacio de interés para tratar propuestas encaminadas a la construcción de la paz.
Incluimos un extracto de la entrevista realizada a Maiza Baranzi, directora del departamento palestino de All for Peace.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Las piezas A, B y C del puzzle

L. Pérez-Ramallah

"Recuerdo momentos grotescos. Recuerdo estar en un sitio a plena luz del día y ver cómo los comandos iban a detener o asesinar a alguien. De repente había personas que se bajaban de una furgoneta, encañonaban a un ciudadano en una cafetería y lo mataban porque sabían o suponían que tenía alguna conexión con un grupo militar palestino". Es un testimonio de José Ruibérriz, jefe de la misión de Asamblea de Cooperación por la Paz en Oriente Medio. José posee una vasta cultura sobre el conflicto árabe-israelí y su apoyo resulta tremendamente útil para comprender algunas realidades de la zona.



Foto: Pelu Vidal
El jefe de la misión de ACPP en Oriente Medio, Jose Ruibérriz, explica la división del territorio en Cisjordania y Gaza.
Sobre un mapa de grandes dimensiones, José Ruibérriz nos explica el reparto del territorio en Cisjordania y Gaza. "Tras los Acuerdos de Oslo, ambas zonas se dividen de manera administrativa y transitoria. La zona A ocupa buena parte del territorio palestino, más del 50 por ciento, y está controlada civil y militarmente por Israel. No se mueve un alma sin permiso de los israelíes". Es en la zona A en la que se encuentran los lugares más fértiles del territorio palestino y parques naturales que evitan la expansión de comunidades palestinas en la zona. Los asentamientos israelíes son difíciles de cuantificar.

La zona B es un espacio de transición (con control civil de los palestinos y militar de los israelíes) hacia la zona C, la de los grandes núcleos palestinos, que está bajo control de estos últimos.

"Hay palestinos de Ramallah que llevan más de diez años sin ir a Belén porque es una verdadera odisea recorrer los 20 kilómetros que separan ambas ciudadades. Es un ejemplo sencillo de las dificultades de movimiento de los palestinos. Por supuesto, la  mayoría no puede ir a Jerusalén, su ansiada capital, sólo si ha nacido allí o tiene un permiso especial de la autoridad milistar israelí", manifiesta Jose.


Son también muchos los israelíes que padecen las consecuencias de una situación con la que están en desacuerdo. Junto con numerosos palestinos no sólo son el objetivo, sino la base de múltiples proyectos desarrollados por Asamblea de Cooperación por la Paz y por otras organizaciones que trabajan para que el entendimiento entre ambos pueblos se convierta en una realidad. En un ejercicio de responsabilidad que se desarrolla en un contexto tremendamente complejo, hay innumerables israelíes que han ideado o que participan en poner en marcha iniciativas para ayudar a los palestinos.

martes, 19 de octubre de 2010

Agareso acerca Oriente Medio a Galicia




Foto: Pelu Vidal
Luisa Pérez-Ramallah

Allá donde hay un conflicto hay ansias de paz. Caminos de Paz es el título del blog que en este instante se pone en marcha, una iniciativa que surge con el objetivo de llevar a la red el esfuerzo de cientos de personas que desde Israel y Palestina apuestan por normalizar la hasta ahora imposible convivencia entre dos pueblos acostumbrados a copar las páginas y espacios de la sección de internacional de los medios de comunicación más prestigiosos del mundo.

Un convenio de colaboración entre la  Asociación Galega de Reporteiros Solidarios (AGARESO) y la Asamblea de Cooperación pola Paz (ACPP) permitirá a una expedición de periodistas gallegos conocer cómo trabajan sobre el terreno numerosas organizaciones compuestas por israelíes y palestinos que han optado por no dar la espalda a los derechos humanos (DD.HH). De la mano de los cooperantes de  Asamblea de Cooperación pola Paz, el equipo de reporteros realizará entrevistas a responsables de organizaciones, visitará zonas que resultan claves para conocer el conflicto árabe-israelí y tratará con ciudadanos que han visto o sufrido el efecto de la guerra.


Con sede en la ciudad de Ramallah, la expedición (compuesta por el fotógrafo Pelu Vidal, el operador de cámara Hugo Fernández y las redactoras Mar Mato y Luisa Pérez) también tendrá presentes las dificultades a las que hacen frente  los ciudadanos palestinos con discapacidad y la repercusión que el conflicto tiene en sus vidas. El blog Sen Barreiras, otro de los objetivos del trabajo de AGARESO, será uno más de los integrantes de esta nueva expedición de los periodistas y comunicadores gallegos hacia otros mundos.