L. Pérez/Gaza
La población de Khan Younis, en la Franja de Gaza, se siente afortunada. Los ciudadanos pueden disfrutar de la kilométrica playa a la que antes tenían prohibido el paso. La existencia de una colonia judía les obligaba a desplazarse a un arenal de Gaza (ciudad) sin saber si podrían darse un baño: tenían que pasar por un punto de control en el que debían detenerse durante varias horas. El bloqueo israelí les obliga a vivir dentro de un pequeño territorio, pero el mar les aporta sensación de libertad.
Una torre de vigilancia en la playa de Khan Younis. |
En el año 2005, la población israelí se vio obligada a dejar Gaza. Los colonos abandonaron la zona y no quisieron dejar recuerdos: los edificios que habían sido construidos en las inmediaciones de una carretera que discurre paralela a la playa fueron destruidos. Tiempo después bombardearon también un antiguo restaurante: estaba siendo utilizado por Hamas. En ocasiones, los soldados del ejército israelí entran en la Franja. Lo que para el extranjero constituye un motivo de sorpresa y de preocupación es para los palestinos algo común.
A ambos lados del vial hay poco más que arena, restos de piedras y algún inmueble construido posteriormente por los palestinos. Hay poca gente: un par de chavales en el agua, algunos pescadores y, más cerca del centro, jóvenes adolescentes que salen del colegio para dirigirse a sus casas.
Monin Al Dwek en una zona en la que antes había edificios. |
Disfrutar de este arenal es un placer para los ciudadanos de la Franja, a pesar de la baja calidad del agua, motivada por la falta de depuración de las aguas residuales. “Si los palestinos circulábamos por esta carretera podíamos ser tiroteados y morir, era muy peligroso”, explica el taxista que ejerce de guía, Monin Al Dwek. “La situación es mucho mejor que antes”, manifiesta.
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