Presentación

Las otras voces de Israel y Palestina Este blog nace de un proyecto entre y -dentro de Las otras voces de Israel y Palestina - con el fin de visibilizar el trabajo de organizaciones israelíes y palestinas para rematar el conflicto y conseguir igualdad de derechos. Explicar sólo estas iniciativas dejaría a alguien ajeno a la situación de Gaza y Cisjordania sin comprender el escenario. Por ello, esta bitácora incluye también historias personales de ambos lados con el fin de que el conocimiento entre todos mantenga fuerte el diálogo.

miércoles, 27 de octubre de 2010

La playa de Gaza

L. Pérez/Gaza
La población de Khan Younis, en la Franja de Gaza, se siente afortunada. Los ciudadanos pueden disfrutar de la kilométrica playa a la que antes tenían prohibido el paso. La existencia de una colonia judía les obligaba a desplazarse a un arenal de Gaza (ciudad) sin saber si podrían darse un baño: tenían que pasar por un punto de control en el que debían detenerse durante varias horas. El bloqueo israelí les obliga a vivir dentro de un pequeño territorio, pero el mar les aporta sensación de libertad.
Una torre de vigilancia en la playa de Khan Younis.
En el año 2005, la población israelí se vio obligada a dejar Gaza. Los colonos abandonaron la zona y no quisieron dejar recuerdos: los edificios que habían sido construidos en las inmediaciones de una carretera que discurre paralela a la playa fueron destruidos. Tiempo después bombardearon también un antiguo restaurante: estaba siendo utilizado por Hamas. En ocasiones, los soldados del ejército israelí entran en la Franja. Lo que para el extranjero constituye un motivo de sorpresa y de preocupación es para los palestinos algo común.
A ambos lados del vial hay poco más que arena, restos de piedras y algún inmueble construido posteriormente por los palestinos. Hay poca gente: un par de chavales en el agua, algunos pescadores y, más cerca del centro, jóvenes adolescentes que salen del colegio para dirigirse a sus casas.

Monin Al Dwek en una zona en la que antes había edificios.
Disfrutar de este arenal es un placer para los ciudadanos de la Franja, a pesar de la baja calidad del agua, motivada por la falta de depuración de las aguas residuales. “Si los palestinos circulábamos por esta carretera podíamos ser tiroteados y morir, era muy peligroso”, explica el taxista que ejerce de guía, Monin Al Dwek. “La situación es mucho mejor que antes”, manifiesta.

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