Presentación

Las otras voces de Israel y Palestina Este blog nace de un proyecto entre y -dentro de Las otras voces de Israel y Palestina - con el fin de visibilizar el trabajo de organizaciones israelíes y palestinas para rematar el conflicto y conseguir igualdad de derechos. Explicar sólo estas iniciativas dejaría a alguien ajeno a la situación de Gaza y Cisjordania sin comprender el escenario. Por ello, esta bitácora incluye también historias personales de ambos lados con el fin de que el conocimiento entre todos mantenga fuerte el diálogo.

martes, 26 de octubre de 2010

El niño, la madre y el abuelo

L. Pérez/Khan Younis

El niño
El niño necesitaba un tratamiento médico que no podía recibir en Gaza. Los responsables del hospital de la Media Luna Roja de Khan Younis tramitaron una solicitud ante el Ministerio de Salud, con sede en la ciudad de Ramallah, para que pudiese recibir asistencia en Cisjordania. Parte de la ruta discurría por Israel, cuyo gobierno decide sobre el tránsito de ciudadanos enfermos. Algunos pasan, otros no. El criterio que emplean las autoridades para tomar la decisión es un misterio. El niño no obtuvo el permiso. La historia acaba bien porque fue trasladado y operado en Egipto. Otros mueren mientras esperan una respuesta si en la Franja no existen los cuidados que precisan. Gaza es una cárcel.

La madre
Weam El Masri es madre de tres hijos. “En Gaza siempre estamos esperando algo”. Temerosos de que estalle otro conflicto, preocupados por si explota una bomba. La vida transcurre demasiado deprisa para esta mujer que trabaja en el hospital de la Media Luna Roja de la ciudad Khan Younis. Las madres sienten la incertidumbre vital de los habitantes de la Franja con mucha más intensidad: “Cuando tus hijos salen a comprar algo y pasan cinco minutos sólo piensas: Oh, se está retrasando… Se está retrasando”. La mente no descansa, los nervios están a flor de piel y falta la luz: La noche en Gaza es mucho más larga, porque el bloqueo también afecta al suministro eléctrico. Gaza es una cárcel.
El abuelo
Psam Siesalem no tiene empleo. Descansa en el asiento del conductor de un vehículo que está estacionado en el puerto de Gaza. Tiene 51 años. Es padre de seis hombres y dos mujeres y abuelo de dos niños. Le gustaría llevarse a sus hijos y a su familia a otro lugar, pero el bloqueo y la falta de recursos económicos se lo impiden: para volar necesita un permiso que no puede conseguir. “Estamos encerrados aquí, no puedo hacer nada”. Gaza es una cárcel.

1 comentario:

Loreto dijo...

Por lo que contais parece realmente una cárcel. Aunque en este caso su "delito" y a la vez su condena simplemente es ser pobre. Al leer a la madre realmente te das cuenta de hasta qué punto puede llegar su ansiedad vital. Para nosotros, desde la comodidad de nuestras casas, resulta inimaginable poder vivir así, sobre todo tanto tiempo.
Buen trabajo chic@s.