Mujeres, en una cafetería de Ramallah. Foto: Pelu Vidal |
Mar M./Ramallah
Ramallah, la "capital" administrativa de Palestina, es un hervidero. Una noche, en una cafetería situada en un parque público con plantas y árboles abren los ojos a una sociedad diferente a la que un principio habíamos preconcebido. Al menos, en Cisjordania.
En una mesa cercana, una mujer fuma tabaco mientras sus dos amigas hacen lo mismo con la pipa de agua -sheshah- charlando de sus cosas y del mundo. En otras mesas, se alternan parejas, matrimonios con hijos y más mujeres solas. Todas llevan hijab. La cafetería está animada. En la enorme pantalla de televisión al aire libre, televisan el encuentro de fútbol de la Champions Barça-Copenague.
Seis días en Palestina y muchas ideas preconcebidas sobre la presencia pública de la mujer se caen. Ashref Khader, nuestro guía, explica que la salida de las palestinas a la calle solas depende, principalmente, de lo tradicional que sea la familia. Al menos, en las principales ciudades de Cisjordania. No obstante, reconoce que Ramallah es más permisiva que otras urbes como Hebrón o Belén, consideradas -en general- más tradicionales.
Precisamente, en Hebrón, donde prácticamente no se vende alcohol en los locales, un detalle nos lo demuestra. Dos chicas españolas sentadas en la entrada de una taberna para hombres mayores tomando té con un palestino empiezan a recibir diferentes miradas. El propio Khader lo advierte: "Esa mujer que acaba de pasar os ha mirado mal. Estáis en un lugar donde no están bien vistas las mujeres", en alusión a las mesas exteriores de la taberna. Dentro, los hombres juegan a las cartas, tomán café y un rico té con hierbabuena.
Más mujeres, al pasar, así como hombres miran mal al grupo extranjero. En un momento, un niño pequeño se acerca y toma un taburete libre de la mesa situado entre el palestino y una española. Esta última le recrimina pero el pequeño hace caso omiso. Su padre será quien se siente a partir de ese momento en el asiento, a escasos tres metros de la joven a la que mira de forma desafiante.
Como contrapunto a este detalle, en Ramallah, hay mujeres que mandan en organismos públicos como el ayuntamiento, cuyo máximo responsable es alcaldesa; o como la Media Luna Roja. En esta última, por ejemplo, hay mujeres en los despachos. Desde uno de ellos, Suher Albadarneh dirige el departamento de Capacidad y Rehabilitación. En las organizaciones pacifistas de lucha por la paz, la mujer dispone de un rol especial, en muchos casos como portavoz o dirigente. Estos casos suponen pasos importantes hacia el cumplimiento del Objetivo del Milenio de integración e igualdad de la mujer en la sociedad.
Joven caminando por las calles de Belén. Foto: Pelu Vidal |
En cuanto a la vestimenta, muy pocas van totalmente tapadas con burka o niquab, de hecho, en menos de una semana las mujeres vistas con esta prenda no llegan a cinco, y casi todas fueron localizadas en Belén.
Dos mujeres con velo recorren el centro de Belén. Foto: Pelu Vidal |
No hay comentarios:
Publicar un comentario