Presentación

Las otras voces de Israel y Palestina Este blog nace de un proyecto entre y -dentro de Las otras voces de Israel y Palestina - con el fin de visibilizar el trabajo de organizaciones israelíes y palestinas para rematar el conflicto y conseguir igualdad de derechos. Explicar sólo estas iniciativas dejaría a alguien ajeno a la situación de Gaza y Cisjordania sin comprender el escenario. Por ello, esta bitácora incluye también historias personales de ambos lados con el fin de que el conocimiento entre todos mantenga fuerte el diálogo.

viernes, 29 de octubre de 2010

"Sabían que era ayuda humanitaria; los israelíes lo sabían"

Mohammad Nasser Alaeay ante la ambulancia de la Media Luna que sufrió el ataque.
Foto: Pelu Vidal


L. Pérez/Jenín

Situada en Cisjordania, la ciudad de Jenín es conocida por ser una de las más castigadas en los enfrentamientos entre árabes e israelíes. En su campo de refugiados viven miles de personas y, a veces, los niños escuchan cómo sus padres y abuelos recuerdan historias demasiado tristes. Las cuentas de los levantamientos populares son demasiado caras: la Intifada de Al-Aqsa dejó miles de muertos. Cayeron combatientes de ambos pueblos, pero la herencia global de la lucha armada continúa siendo un lastre para los Territorios Palestinos a día de hoy. 


El equipo que Agareso ha desplazado a Oriente Medio visita Jenín para hacer un reportaje. Se acerca a las instalaciones que la Media Luna Roja dedica en esta ciudad a la coordinación de las emergencias. Antes de llegar a las oficinas, en un pequeño solar, el grupo se encuentra con una furgoneta quemada. Alguien comenta que fue objeto de un ataque en el año 2002.
Mohammad Nasser Alaeay está en la entrada del edificio. Era él quien conducía el vehículo. Parece un milagro que alguien pudiera escapar con vida de ese amasijo de hierros. Lo logró, pero dejó en el camino a cuatro compañeros, entre ellos el médico del equipo, cuya fotografía está colgada en una pared de la oficina de la Media Luna. Una historia tremendamente dolorosa.


Mohammad relata que aquel día negro sus servicios fueron requeridos para trasladarse con el resto del equipo a un campo en el que había personas heridas. La asistencia nunca llegó a su destino. Un tanque se cruzó en el camino de la ambulancia y le lanzó un proyectil. Los soldados pasaron por encima de la legislación internacional: “Sabían que era ayuda humanitaria; los israelíes lo sabían”, manifiesta. Sufrió quemaduras de gravedad en todo el cuerpo y perdió dos dedos de una mano. Y tuvo que ver cómo sus compañeros morían a su lado.

3 comentarios:

Natalia dijo...

Un testimonio realmente desgarrador. Al final, los pagan el pato siempre son los mismos, el pueblo. Triste, triste, triste

Anónimo dijo...

Duro muy duro. Es difícil seguir adelante después de algo así.
Roberto.

Anónimo dijo...

El índice de sufrimiento con el que carga la población de estas tierras es incalculable. Siempre pensamos que hemos oído lo posible y lo imposible y siempre nos encontramos más.

Personalmente, el de Mohammad es uno de los testimonios más duros que he oído desde que estoy aquí.

Fijémonos, en todo caso, en que sigue trabajando en la Media Luna Roja. A mí me hace pensar que sigue creyendo que otro mundo es posible.

Un saludo.

Luisa.